viernes, 22 de enero de 2010

SILENCIO EN EL AULA


El silencio en el aula es fundamental, porque es el factor determinante de la atención la cual, (junto con la motivación) formarán las bases necesarias para que se pueda dar el aprendizaje. Para crear un ambiente de trabajo favorable en el aula (de trabajo eficaz) hace falta primero la consecución de estos factores. En el caso del silencio, es complejo, pero puede lograrse mediante el juego y los modelos o patrones de comportamiento que se le dan al niño.
Para empezar, el ruido no es algo inherente al aula, a pesar de lo que crean u opinen muchos educadores (ver Summerhill). Se puede educar sin ruidos, en silencio. Ocurre en otros países, y también en escuelas de nuestro entorno, que probablemente todos conocemos. Lo primero que hay que conseguir es que en todo el entorno escolar haya un clima de silencio. Si un niño que entra en un colegio en primaria ve que en el colegio se grita, aprenderá a gritar. Hay que recordar que actitudes y comportamientos también se aprenden (al ser tipificadas como contenidos educativos en la LOGSE). Si por el contrario, ve que en el centro no se grita, no hay ruidos y se habla bajo, aprenderá a hablar en voz baja, y, es más, con el tiempo se dará cuenta también de que el silencio es beneficioso para sí mismo y para los demás, además de que con sus gritos desentona, recibe miradas de extrañeza, etc. Por lo tanto es my difícil trabajar el silencio en un solo aula si no se trabaja en todo el centro, pues todo el esfuerzo y trabajo realizado quedará arrojado por la borda en el mismo momento que un alumno salga de su aula y vea que compañeros suyos de otras aulas e incluso profesores gritan para comunicarse, obligándole a él mismo a hacerlo para poder comunicarse con los demás. Trabajar el silencio es una labor que necesita de la aquiescencia de toda la comunidad educativa, los profesores y los alumnos, que saben el beneficio que lograrán con la consecución de sus objetivos.
Normalmente los alumnos aceptan el reto; sin embargo siempre encontraremos alumnos que, por diferentes razones, no sabrán o no podrán adecuarse a esta nueva circunstancia, por lo que será entonces necesario establecer un programa de cambio actitudinal.
Por lo tanto, no más gritos en las aulas ni fuera de ellas.

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